Una cosa es muy cierta: cualquier persona con un poco de
sensibilidad ha pensado alguna vez en lo que significa el trabajo y en cómo
está organizado el mundo del trabajo.
Sin duda, en estos tiempos en los que nos acorrala el
desempleo, cualquiera habrá llegado a pensar sobre estas cuestiones, y seguro
que en su pensar ha podido sacar sus propias conclusiones.
Mi amigo Joxeluís, un hombre trabajador por excelencia con
una gran predisposición al trabajo altruista, que es muy posible que esté de
acuerdo con casi todo lo que pienso pero que trata por todos los medios de
disimularlo, me ha hecho una pequeña exposición de cómo se organiza el trabajo
cuando le planteé un pequeño esquema de cómo iba a ser esta obra.
Así me escribe:
Estoy seguro de que
cada uno puede llegar a unas conclusiones muy diferentes sobre el mundo del
trabajo y que seguramente dependerán de las distintas experiencias laborales y
sobretodo de la situación personal en la que cada ser humano se encuentra en
referencia al trabajo.
Es decir:
* Si camina montado en el burro.
* Si tira del ramal llevando al burro.
* Si camina a pie detrás del burro.
* O si es el burro.
* O si es el amo del burro.
* Si camina montado en el burro.
* Si tira del ramal llevando al burro.
* Si camina a pie detrás del burro.
* O si es el burro.
* O si es el amo del burro.
Esta es la realidad
del mundo del trabajo.
También es
cierto que siempre ha existido esa eterna lucha entre los que quieren subirse
al burro para ver el mundo desde lo más alto, y los que ni a empellones quieren
bajarse del mismo burro porque están muy bien a horcajadas agarrados
fuertemente con sus piernas al pobre animal. Y ciertamente también nos podemos
encontrar con la gran indiferencia que se muestra entre los que andan
despistados al lado del burro, sin preocuparse ni de unos ni de otros y mucho
menos del burro.
La condición humana
es así, y siempre lo ha sido.
La historia lo pone
en evidencia.
Amigo Pedro ya me
conoces, lógicamente yo tengo una
opinión formada sobre esta cuestión, y podría largar un rato sobre el
tema, pero no viene al caso. No obstante
creo que he vislumbrado la solución que se va a dar en el futuro al
mundo del trabajo. Mejor dicho, la solución que querrán darle los que
están montados en el burro si entre todos no la evitamos.
Ya sabes eso que se
dice de que las ciencias avanzan que es una barbaridad, pero sólo me
centraré en las relativas a lo que se viene en denominar hibernación
del hombre o lo que es lo mismo la creación de contingentes de parados que
sientan de tal manera la necesidad de trabajar, que por querer trabajar a toda
costa, le den menos valor a su trabajo y que mientras tanto trabajen o no
trabajen vivan atemorizados.
Aquí está según los
del burro la solución:
Basta con hibernar la
mano de obra sobrante y almacenarla durante un tiempo, y, después, según las necesidades
económicas ir dándole salida desinvernando la masa productiva necesaria que
además sale del almacén mucho más dócil y callada...
¿Y si después
sobra mano de obra?
Pues nada, se hiberna
de nuevo y resuelta la cuestión.
Obviamente quizás
esté exagerando un poco pero no tanto como para estar alejado de la realidad de
sus pensamientos.
Los del burro son
capaces de hacer cualquier cosa por seguir con lo suyo, que es lo que les
interesa; lo suyo y nada más que lo suyo, que es lo que han hecho
siempre, pues de lo contrario, no nos hubiera costado tanto conseguir los
actuales derechos que se desprenden del trabajo, derechos que ahora vemos
que se pueden desmoronar en un santiamén si no estamos alerta.
A los del burro
siempre les tienen que salir las cuentas.
Yo creo que es un buen esquema de cómo está organizado el
trabajo de tal manera que nadie piensa en el burro. Esta es una de las
circunstancias en la que Joxeluís no ha pensado y que es la más importante de
todas.
Sin embargo en esta letanía lo importante es:
* Qué hace el burro
Y el burro lo que hace es dar vueltas a una rueda sin
sentido. Hemos de tratar de que no sea necesario el burro o de que al menos no
sea necesario dar tantas vueltas.
* ¿Quién es el amo del burro…?
Y aunque pueda parecer imposible, el dueño del destino del
burro es la propia voluntad del burro.
En los momentos de crisis también es muy peligroso mantener
la fuerza del trabajo sin un mínimo de estrés que recuerde que ha de trabajar,
que ese es su destino y no puede estar mucho tiempo mano sobre mano. También ha
de saber que estando inerte y almacenada no solamente han de sufrir la
incomodidad y el peligro de las estanterías de las oficinas de empleo, sino que
también poco a poco va perdiendo una buena parte de sus derechos mientras esté
parada.
Aún con mano de obra almacenada en grandes cantidades, sin
pretenderlo, se demuestra que mal que bien podemos pasarnos sin su trabajo. Así,
de otro lado, el sistema procura que un alto porcentaje de la población esté
trabajando en exceso sin que para nada le preocupe que haya quien no tiene
trabajo.
Estos métodos simples y perversos de psicología social que
si no están planificados sí que están consentidos, a menudo demuestran ser
inadecuados y provocan stocks de mano de obra que pueden llegar a reventar el
almacén si la población no acepta con resignación su suerte. Es cuando el
sistema ha de mandar gentes a la emigración, y convence de distintas maneras y
desde distintos perfiles para que un cierto número de personas salgan a vender
su trabajo en otro sitio.
Las bandadas de emigrantes son cíclicas y crónicas.
Con una combinación de todos estos dispositivos en el que
el empleo y el desempleo son las dos caras de la moneda del trabajo, sin
ninguna dificultad el sistema se las arregla para mantener viva la noción de
que el hombre medio debe realizar una gran cantidad de duro trabajo manual para
ganarse la vida o vivir angustiado en las frías estanterías de las oficinas de empleo, y
a ser posible, de alguna manera inutilizar su capacidad de pensar.
Sólo se piensa en tener y si lo tienes, en que lo puedes
perder.
Si por medio de las sucesivas crisis no se diera solución
cada cierto tiempo, en todos los lugares, de una forma u otra, todos los estados
se ponen a fabricar explosivos de alta potencia. Después por un quítame esas
pajas se van creando conflictos ficticios entre: naciones, religiones o
intereses estratégicos y se dice que llevaban larvados varios siglos y se envía
a otro número determinado de personas a hacerlos estallar. Y como si fuéramos
niños que acabáramos de descubrir los fuegos artificiales, nos congratulamos en
los telediarios con nuestra historia, nuestra patria y nos reconciliamos hasta
la muerte con nuestra propia estupidez.
Son las guerras otra manera de crear y organizar trabajo.
Otra manera muy asentada de organizar el trabajo en el
entorno geográfico en el que vivimos, y como consecuencia de determinar la vida
social y ciudadana, es la celebración de las fiestas religiosas, las que sirven
para dar gloria a la virgen o al santo de cada sitio o lugar. Estas fiestas son
las que construyen puentes de ocio, y quien trabaja, los tiene presentes desde
el minuto siguiente en el que ha disfrutado del último. Dicen que gracias a la
magnanimidad de quien santifica esta manera compulsiva y aleatoria de generar
descanso entre periodos de trabajo, también generan consumo y empleo porque
hace que la gente guarde fiesta, se mueva y gaste.
Es la iglesia quien mejor controla el calendario laboral.
La organización del trabajo en términos globales, como una
herramienta de construcción social, es en realidad la manera de justificar y de
entregar horas de trabajo, aunque no se haga nada y aunque lo que se haga sea
destruir el tejido social sin piedad.
Siendo así, lo mismo nos da sacrificar al burro.
Quizás la exposición pueda resultar un poco lenta. La cuestión del Trabajo, tiene tantas caras que creo que poco a poco hay que colocar las bases sobre la que ir soportando los argumentos en los próximos capítulos. Creo que merece la pena.
ResponderEliminar¿Cómo puedo conseguir la obra completa?
ResponderEliminar¡por supuesto que merece la pena!¡y mucho!
ResponderEliminarCreo que la cuestión del trabajo es de las mas complicadas que existe y, sobre todo, respecto de la cual más ciegos estamos. Muy pocas veces me he sentido realmente identificada cuando se he leído o escuchados determinadas ideas o ideales sobre el trabajo ¡esta ha sido una de ellas!
ResponderEliminarSi alguien quiere la obra completa, en PDF, en uno de estos espacios puede aprovechar para pedirla y de cualquier manera lo puede hacer poniéndose en contacto co: pericofrances@hotmail.es aunque esto no puede ser excusa para seguir este blog y en todo caso hacer algún comentario.
ResponderEliminar!Ah el trabajo! tantas caras distintas: si pienso en M.Onfray: "los que lo padecen carecen de los medios para escapar de él y los que lo desean carecen de la posibilidad de acceder a él. Todos sufren por él y para él...Desplumar pollos toda la jornada, calibrar mil veces la misma pieza, limpiar pescado todo el año, ocho horas en cámaras a temperaturas polares. Y dormir... y empezar de nuevo:ocho horas al día, cinco días de cada siete, once meses de cada doce y más de 40 años de una corta existencia". !Descarga carbón, bailarín!
ResponderEliminarY esa otra cara, deseable, amable, hedonista, del trabajo de la herramienta al ritmo del hombre, no a la inversa,trabajar despacio, gozando de la obra y de los frutos, tarea libre y autoimpuesta. Llámale utopia.
Esta realidad que describe Robert es la que trato de plasmar en esta obra, también de su UTOPIA. En medio de esta crisis las cosas van a cambiar de manera inexorable, en estas páginas trato de explicar todas aquellas cosas que es bueno saber para que las cosas cambien a favor de las personas y de los ciudadano.
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