domingo, 28 de abril de 2013

Las rentas del sistema


En algún lugar que ahora no recuerdo, en algún momento que pudiera ser muy lejano, he oído o leído de quienes han estudiado economía, lo que enseñan desde la estricta ortodoxia en las aulas universitarias y que conforma la estructura del sistema.
Dicen que el sistema económico tiene una base fundamental que se soporta desde tres pilares que a su vez son los que facilitan la actividad económica en el mundo en el que vivimos:
La tierra, el capital y el trabajo.

Esta es una división sencilla y muy elemental que el común de las personas no suelen conocer y que quienes la saben pocas veces la utilizan para cotejar y calibrar sus ideas y opiniones y ver la realidad.
Desde que por primera vez comprendí esta idea en toda su extensión, siempre la utilizo para mis reflexiones y planteamientos en todos los ámbitos económicos en los que trabajo.
Las propuestas que pretendo argumentar plantear y desarrollar en estas páginas para llevar a la reflexión, las hago con esta base fundamental de esta división, porque creo que es preciso conocerla para entender el mundo económico en el que nos hacen vivir como una realidad inexorable más propia de la fatalidad que del destino.
Este aspecto sencillo que es la base de la economía que se ha construido en los dos últimos siglos puede ser explicación suficiente para si se quiere, entender en toda sus extensión el desarrollo de mis explicaciones y argumentos y para poder entender las ideas que se recogen en esta obra.
Siguen explicando los doctores de la economía desde los estrados académicos desde los que pontifican para que entiendan el mundo real los futuros economistas sentados en sus pupitres y lleguen a asumir lo inexorable del sistema, que a estos tres factores que han compuesto tradicionalmente la actividad económica desde el inicio del capitalismo se les había remunerado respectivamente con:
La renta, el beneficio y los salarios.
 
 

Así se empiezan a entender algunas cosas básicas de la economía.
Quizás esta visión se ha quedado un poco trasnochada.
Yo la conocí cuando era joven intrépido que andaba rebuscando las cosas más elementales de la vida porque el mundo en el que vivía no me gustaba y no lo entendía y aquella división en tres factores me pareció muy gráfica, representativa y didáctica.

 


Pero las cosas han cambiado mucho desde entonces.
Y han cambiado tanto que me atrevería a decir que: lo que se ha entendido en los últimos tiempos como el capitalismo en su esencia de explotación directa del hombre por el hombre y la propiedad de los medios de producción, murió hace décadas y no se ha enterrado en el pensamiento de casi nadie.
Hay un pequeño detalle, que a muchos ideólogos les ha pasado por lo bajo sin que hayan tomado nota, que ha alterado todo: incluso ha cambiado el sistema. Una pequeña modificación en la estructura del sistema, un nuevo elemento con el que se añade un nuevo pilar a las bases de la actividad económica ha entrado a formar parte de esta estructura de rentas. sin que al parecer se haya enterado nadie:
La Gestión.
Y la gestión es la que ahora se remunera con los beneficios.
Se acabaron las ideologías y la lucha de clases.
Los amos de todo son quienes lo gestionan
Aquellos ingentes beneficios que hasta hace algunas décadas, inmediatamente después de estimarse se acumulaban en la bolsa del factor capital, en estos tiempos independientemente de quien haya puesto ese capital, los beneficios se los adjudican los aparatos de gestión en unas bolsas inmensas y lejanas.
Al capital ahora se le remunera con el interés
Todos los bien pensantes quieren gestores, buenos gestores. Ganen lo que ganen, pero que gestionen, aunque no sepan y se equivoquen.
Las últimas crisis ya demostraron que aquellas cantidades que acumulaban los viejos capitalistas y sus herederos eran insuficientes para alimentar el sistema y dadas las muestras de incapacidad empresarial de quienes eran dueños de esos capitales para hacer frente a los nuevos retos, se vieron en la necesidad de buscar profesionales que administraran sus empresas en medio de las grandes economías de escala y de los números con muchos ceros.
 
Fue entonces cuando cambió el sistema.
Los viejos capitalistas:
·       Cuando vieron que se necesitaban de grandes acuerdos desde un punto de vista práctico y aséptico para manejar sus capitales,
·       Cuando avistaron que era la globalización de los mercados financieros con la que el capital y la inversión corrían de punta a punta del planeta como el viento y quedaba lejos de sus manos,
·       Cuando tuvieron necesidad de dotar de opacidad a dineros que en buena medida tenían marchamo de ilegítimos,
Por muy ricos que fueran ellos, vieron que todo se alejaba de la influencia de su poder y se vieron en la obligación de buscar gestores que gobernaran tanto capital y que lo gestionaran como dios dispuso de siempre: actuando en contraposición al factor trabajo o situándose al margen de la actividad económica como si fueran solamente testigos que todo lo ven y que si quieren: todo lo pueden.
Entonces cambió todo.
Porque por otro lado, quienes gestionan estas descomunales cantidades de dinero, apoyados por todos aquellos interesados en que las bolsas de capital estén más localizadas, han buscado mecanismos con los que sonsacar también pequeñas partidas a los ahorradores habituales y han diseñado estrategias de acumulación de ese capital para que el volumen que gestionan sea casi la totalidad del dinero que está en manos privadas y ya ni siquiera se pudiera decir que era el capital de los ricos si no de una base social mucho más grande.
Los gestores, bajan a ras de tierra desde una red tupida que han tejido con leyes, publicidad, sucursales y ejecutivos comisionados. Así han conseguido una complicidad total con esta parte de la población a la que camela con sus nuevos productos de ingeniería financiera y ha absorbido sus dineros para alimentar el sistema. Luego para que todo funcione como es debido y se sostenga todo el tinglado, hacen ver a esa población una confluencia de intereses porque en ello va la seguridad de su dinero y de su futuro.
La red de intereses se ha completado cuando los gestores han tratado de hacer un nexo de unión entre las necesidades financieras y el trabajo. Incluso las grandes inversiones, las que hasta ahora representaban el factor tierra han salido de esas masas financieras que han sustituido por medio de leensings y rentings al más corriente de los arrendamientos.
Este entramado de intereses ha sido el que ha propiciado donde ha querido todas las inversiones comprando la voluntad del factor trabajo. Porque esos mismos intereses son quienes van ofreciendo empleos a quien más dispuesto esté a pagar por ellos y menos quiera cobrar luego.
Por otro lado estas bolsas de dinero que se iban engordando con una remuneración pequeña y casi siempre a muy largo plazo, había que colocarlas en pequeñas porciones entre la población alentándola a que se endeudara e incluso se hipotecara poniendo a su alcance necesidades ficticias en muchas ocasiones mostradas como vitales para cada persona. Necesidades que también han crecido pues ésta era la manera de tener cómplices pasivos colaborando con el sistema.
Los gestores, desde esa dependencia absoluta que han conseguido que se tenga del sistema, con esa confluencia de intereses que obliga a que cada pieza esté siempre pendiente de la seguridad del futuro, no sólo se han quedado con los beneficios sino que también se han quedado con el poder real tanto económico como político y social.
Esta y otras, son la razones por las que los gestores son quienes se han llevado el bocado más grande en el reparto de la riqueza en estos últimos tiempos con una ristra de estipendios difíciles de cuantificar: salarios, primas, bonos, incentivos, indemnizaciones, jubilaciones, prebendas de todo tipo, participaciones en cualquiera de los niveles en los que se encuentran operando. Sus emolumentos han resultado ser cantidades tan desorbitadas que es imposible encontrarle ningún sentido si no es comprendiendo este nuevo cuadro de las rentas que componen la economía del primer mundo. Los gestores al ver pasar tantos ríos de dinero por delante de las pantallas de sus ordenadores incluso han dejado al mundo del capital y a los capitalistas en un peldaño mucho más bajo y con una remuneración más comedida.
En este sistema que en la actualidad está dando sus últimos pasos dos generaciones van a empujar hasta que caiga en el abismo, el capital, al pairo de sus dueños, ha optado por conformarse con que su dinero no pierda valor, más que en que sea rentable a corto plazo.
Aun con todo, yo creo, que el mayor perjuicio que ha hecho este sistema a la sociedad es haber anulado en buena medida sus propias capacidades para auto gestionarse a sí misma y de inutilizar casi todas las capacidades individuales hasta el punto de hacernos seres caducos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario