Desde esta práctica social de la división del trabajo,
la realidad nos ha trajinado una consecuencia que es difícil de apreciar pero
que nos lleva a concluir que hay trabajos que se han realizado a lo largo de la
historia que son del todo inútiles para el devenir de la sociedad, y que sin
embargo persisten y tienen muchos más defensores que aquellos que los realizan.
Son los trabajos que determinan la productividad
social
Son trabajos que quienes más saben de su inutilidad
son quienes lo realizan y los conocen por dentro. No obstante, ellos,
interesados callan la nulidad de estos trabajos y ensalzan sus valores, más que
nada por la cuenta que les trae puesto que se quedarían sin sus empleos y sin
su cuento y sin su medio de vida.
Trabajos que al principio de las civilizaciones se
inventaron para hacer cosas tan útiles e inútiles a la vez como: controlar el
poder y organizar la sociedad entretenida en no hacer nada de provecho con lo
que pudiera perjudicar su autoridad y mando.
Trabajos y profesiones inútiles que son las que en
realidad lleva la productividad de una sociedad a niveles de infra producción y
que hace que a quienes hacen la cosas más necesarias sean los que más trabajan
y sean los peor pagados.
Lo que determina la vida de las sociedades no son sus
actos, sino las ideas que se han propagado, impartido y practicado a veces de
una forma muy profesional y sentando cátedra ante la sociedad hasta que se han posado y han determinado un
futuro previsible e inmutable. En definitiva todas las cosas que hace el género
humano, aquí o allá, son producto de las ideas de las que parten.
Siendo de los primeros oficios inventados por la
humanidad para adoctrinarla, el primer trabajo que hay que cuestionar es el trabajo
de los curas y de las monjas. Esa labor que consiste en hacer respetar el
primer mandamiento divino: honraras a dios sobre todas las cosas. El trabajo de
aquellas personas que se dedican a jornada completar a trasladar los mensajes
de quien ni existe ni ha existido y me da igual que se llame como se llame.
Habrá quien me diga que algunas de esta personas hacen
faenas asistenciales de gran utilidad social pero yo le digo que no las hacen
por la utilidad social que tienen las tareas que hacen, sino porque es la mejor
manera que han encontrado de hacer correr sus ideas y ayudar a que se instalen
en la sociedad que indirectamente quieren dirigir y gobernar en nombre del
todopoderoso.
Hoy me han llamado para declarar como testigo en un
juicio de faltas que se iba a celebrar en el Juzgado de Tudela a propósito de
una denuncia que ha presentado un policía municipal de Buñuel por unos hechos
que presuntamente habían ocurrido el día 15 de agosto de 2011 a las nueve de la
noche y de los que al parecer fui testigo.
Hechos de los que la verdad es que no me enteré de
nada.
Fui y declaré que nada sabía y vi lo que allí había.
No sirvió de nada porque la sentencia ya estaba
escrita.
El fiscal sin levantar la cabeza de sus papeles
escondiendo su mirar, pidió para el acusado treinta días de condena y en su
defecto multa de ocho euros por cada día de pena. El Juez le preguntó al acusado si estaba conforme con la pena y como
respuesta haciendo como un gesto de sacar el dinero le preguntó al juez si
había de abonar la multa ya. Salí de la
sala pitando y pensando.
Independientemente de cómo fueran los hechos me
pregunto:
¿Cómo se puede organizar este montaje para sacarle
doscientos cuarenta euros a un hombre emigrante que seguramente los necesita
para comer…?
Esta es una representación fiel de la sociedad y de la
actividad económica en la que de una manera u otra aparecen siempre personajes
similares a estos para cualquier tontería.
Casi como si fuera un entretenimiento podemos analizar
cuantos trabajos inútiles se dieron cita en el juzgado esa mañana:
- Un juez que en
realidad no se entera de lo que se trata ni de los hechos siquiera que es lo
que dice que ha de juzgar y que no me queda ninguna duda que ni él mismo se
cree lo que hace.
- Una secretaria
aburrida de ver siempre ese mismo paisaje.
- El fiscal. Alguien escribió una vez que hubo quien dijo: el que está libre de culpa tire la primera piedra. Muchos estudios para pasarse luego la vida tirando piedras para defender a la autoridad aunque no tenga razón y aunque no necesite de nadie que la defienda.
- Dos policías
municipales que teniendo siempre la autoridad: aparecían como las victimas del
hecho que nada había ocasionado ni perjudicado, si acaso la autoridad de los
agentes. Hubieron de poner tanta credibilidad en el estrado que expusieron su
culpa de prepotencia.
- El señor
secretario del ayuntamiento que acompañaba a los alguaciles. El hecho delictivo
era de gran trascendencia y había de mantener la presencia municipal sin
dejarlos solos ante el peligro.
- El acusado: como
todos los acusados sentado en el banquillo procurando pasar el mal rato lo más
rápido posible
- Más toda la
burocracia que participa en el evento
Y un servidor que
obligado hubo de perder toda la mañana para asistir a este menester bajo
amenaza transcrita en la citación.
¿Qué importancia y transcendencia puede tener en el
día a día nuestro trabajo si podemos perder el tiempo en semejantes tonterías?
Al parecer toda esta parafernalia se organiza cada día
varias veces y varias veces a la semana en todos los juzgados para mantener un
sistema injusto y nauseabundo. Trabajos infructuosos y farragosos que mejor
pasaran al mundo del olvido. El Sistema que podría ser sustituido por la
mediación penal en las que las partes se vieran no para acusarse y condenarse
sino para tratar de comprender y empatizar las unas con las otras, y sobre
todo, para que las víctimas a las que acusan de delinquir pudieran reparar el
daño si acaso lo hubieran causado.
Esta Justicia que se aplica donde es más importante
mantener las formas y los procedimientos que hacer justicia.
Y lo peor de todo es una parte importante del valor de
esta parodia entra a formar parte del P.I.B. al que hemos de hacer crecer.
Estos son una parte importante de los siervos del
poder y representan el prototipo de los trabajos que hemos de considerar
inútiles. A lo largo de la historia quedan recordados como los guerreros que
defendían las propiedades del amo, los escribanos que contaban sus riquezas
escribían la historia y los criados que les guardaban sus días y sus familias.
Hay quien pueda pensar que cuánta tiña les tengo a
todos los cuerpos que mantienen el orden la seguridad y la justicia.
Es posible que tenga razón quien así piensa.
También se preguntará luego ¿a dónde iría yo si
desaparecieran estas instituciones y me ocurriera algo que fuera denunciable?
A ningún sitio, como ahora que no voy salvo para
comprobar.
Y contesto:
La gran mayoría de cosas que suceden cada día a la
gran mayoría de los ciudadanos no se pueden denunciar en ningún sitio.
La miseria y las desigualdades y las injusticias
sociales.
La conculcación de derechos fundamentales.
Las cacicadas que comente las mayorías sobre las
minorías.
Cuando nos roban los bancos.
El expolio de numerosos bienes naturales.
Y un millón de cosas más que nos barruntan cada día.
Incluso los abusos de hacen estos cuerpos de orden y
justicia.
Y de las cosas que denunciamos que son las cosas que
ellos nos permiten que denunciemos y que la gran mayoría de las veces no sirve
de nada denunciarlas. Mejor haríamos si
no las denunciáramos porque no sirve más que para dar justificación a lo que
hacen.
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El servicio doméstico es otro de los grandes oficios
inútiles y que determinan las verdaderas desigualdades sociales. Las personas
cuyo oficio es servir a quienes por su dinero se creen dignos de ser
servidos son las que posibilitan a
quienes les pueden pagar que son más que ellos. Son la personas que regalan su
tiempo útil de vida a otros, para que no tengan que cumplir con las
obligaciones propias de mantener cada cual su casa y su familia.
Siempre se está tratando de justificar la situación
con las prebendas que tienen los ricos sobre los pobres
Digo: si se tuviera una correcta concepción del trabajo
por la que el servicio doméstico a los ricos no fuera trabajo sino delito, el
dinero a los ricos no les serviría de nada. Son los criados quienes en realidad
mantienen el estatus de sus amos y quienes consienten que se muestre la
verdadera fuerza del dinero.
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