martes, 6 de mayo de 2014

Trabajos y profesiones inútiles

Desde esta práctica social de la división del trabajo, la realidad nos ha trajinado una consecuencia que es difícil de apreciar pero que nos lleva a concluir que hay trabajos que se han realizado a lo largo de la historia que son del todo inútiles para el devenir de la sociedad, y que sin embargo persisten y tienen muchos más defensores que aquellos que los realizan.
      Son los trabajos que determinan la productividad social
      Son trabajos que quienes más saben de su inutilidad son quienes lo realizan y los conocen por dentro. No obstante, ellos, interesados callan la nulidad de estos trabajos y ensalzan sus valores, más que nada por la cuenta que les trae puesto que se quedarían sin sus empleos y sin su cuento y sin su medio de vida.
       Trabajos que al principio de las civilizaciones se inventaron para hacer cosas tan útiles e inútiles a la vez como: controlar el poder y organizar la sociedad entretenida en no hacer nada de provecho con lo que pudiera perjudicar su autoridad y mando.
       Trabajos y profesiones inútiles que son las que en realidad lleva la productividad de una sociedad a niveles de infra producción y que hace que a quienes hacen la cosas más necesarias sean los que más trabajan y sean los peor pagados.
      Lo que determina la vida de las sociedades no son sus actos, sino las ideas que se han propagado, impartido y practicado a veces de una forma muy profesional y sentando cátedra ante la sociedad  hasta que se han posado y han determinado un futuro previsible e inmutable. En definitiva todas las cosas que hace el género humano, aquí o allá, son producto de las ideas de las que parten.
      Siendo de los primeros oficios inventados por la humanidad para adoctrinarla, el primer trabajo que hay que cuestionar es el trabajo de los curas y de las monjas. Esa labor que consiste en hacer respetar el primer mandamiento divino: honraras a dios sobre todas las cosas. El trabajo de aquellas personas que se dedican a jornada completar a trasladar los mensajes de quien ni existe ni ha existido y me da igual que se llame como se llame.
       Habrá quien me diga que algunas de esta personas hacen faenas asistenciales de gran utilidad social pero yo le digo que no las hacen por la utilidad social que tienen las tareas que hacen, sino porque es la mejor manera que han encontrado de hacer correr sus ideas y ayudar a que se instalen en la sociedad que indirectamente quieren dirigir y gobernar en nombre del todopoderoso.

      Hoy me han llamado para declarar como testigo en un juicio de faltas que se iba a celebrar en el Juzgado de Tudela a propósito de una denuncia que ha presentado un policía municipal de Buñuel por unos hechos que presuntamente habían ocurrido el día 15 de agosto de 2011 a las nueve de la noche y de los que al parecer fui testigo.
      Hechos de los que la verdad es que no me enteré de nada.
      Fui y declaré que nada sabía y vi lo que allí había.
      No sirvió de nada porque la sentencia ya estaba escrita.
      El fiscal sin levantar la cabeza de sus papeles escondiendo su mirar, pidió para el acusado treinta días de condena y en su defecto multa de ocho euros por cada día de pena. El Juez le preguntó al acusado si estaba conforme con la pena y como respuesta haciendo como un gesto de sacar el dinero le preguntó al juez si había de abonar la multa ya.  Salí de la sala pitando y pensando.
      Independientemente de cómo fueran los hechos me pregunto:
     ¿Cómo se puede organizar este montaje para sacarle doscientos cuarenta euros a un hombre emigrante que seguramente los necesita para comer…?
      Esta es una representación fiel de la sociedad y de la actividad económica en la que de una manera u otra aparecen siempre personajes similares a estos para cualquier tontería.
      Casi como si fuera un entretenimiento podemos analizar cuantos trabajos inútiles se dieron cita en el juzgado esa mañana:
      - Un juez que en realidad no se entera de lo que se trata ni de los hechos siquiera que es lo que dice que ha de juzgar y que no me queda ninguna duda que ni él mismo se cree lo que hace.
      -  Una secretaria aburrida de ver siempre ese mismo paisaje.
      - El fiscal. Alguien escribió una vez que hubo quien dijo: el que está libre de culpa tire la primera piedra.  Muchos estudios para pasarse luego la vida tirando piedras para defender a la autoridad aunque no tenga razón y aunque no necesite de nadie que la defienda.      
      Dos policías municipales que teniendo siempre la autoridad: aparecían como las victimas del hecho que nada había ocasionado ni perjudicado, si acaso la autoridad de los agentes. Hubieron de poner tanta credibilidad en el estrado que expusieron su culpa de prepotencia.
      - El señor secretario del ayuntamiento que acompañaba a los alguaciles. El hecho delictivo era de gran trascendencia y había de mantener la presencia municipal sin dejarlos solos ante el peligro.
      - El acusado: como todos los acusados sentado en el banquillo procurando pasar el mal rato lo más rápido posible
      - Más toda la burocracia que participa en el evento
      Y un servidor que obligado hubo de perder toda la mañana para asistir a este menester bajo amenaza transcrita en la citación.
      ¿Qué importancia y transcendencia puede tener en el día a día nuestro trabajo si podemos perder el tiempo en semejantes tonterías?
Al parecer toda esta parafernalia se organiza cada día varias veces y varias veces a la semana en todos los juzgados para mantener un sistema injusto y nauseabundo. Trabajos infructuosos y farragosos que mejor pasaran al mundo del olvido. El Sistema que podría ser sustituido por la mediación penal en las que las partes se vieran no para acusarse y condenarse sino para tratar de comprender y empatizar las unas con las otras, y sobre todo, para que las víctimas a las que acusan de delinquir pudieran reparar el daño si acaso lo hubieran causado.
      Esta Justicia que se aplica donde es más importante mantener las formas y los procedimientos que hacer justicia.
      Y lo peor de todo es una parte importante del valor de esta parodia entra a formar parte del P.I.B. al que hemos de hacer crecer.
      Estos son una parte importante de los siervos del poder y representan el prototipo de los trabajos que hemos de considerar inútiles. A lo largo de la historia quedan recordados como los guerreros que defendían las propiedades del amo, los escribanos que contaban sus riquezas escribían la historia y los criados que les guardaban sus días y sus familias.
     
       Hay quien pueda pensar que cuánta tiña les tengo a todos los cuerpos que mantienen el orden la seguridad y la justicia.
      Es posible que tenga razón quien así piensa.
      También se preguntará luego ¿a dónde iría yo si desaparecieran estas instituciones y me ocurriera algo que fuera denunciable?
      A ningún sitio, como ahora que no voy salvo para comprobar.
      Y contesto:
       La gran mayoría de cosas que suceden cada día a la gran mayoría de los ciudadanos no se pueden denunciar en ningún sitio.
       La miseria y las desigualdades y las injusticias sociales.
       La conculcación de derechos fundamentales.
       Las cacicadas que comente las mayorías sobre las minorías.
       Cuando nos roban los bancos.
       El expolio de numerosos bienes naturales.
       Y un millón de cosas más que nos barruntan cada día.
       Incluso los abusos de hacen estos cuerpos de orden y justicia.
       Y de las cosas que denunciamos que son las cosas que ellos nos permiten que denunciemos y que la gran mayoría de las veces no sirve de nada denunciarlas.  Mejor haríamos si no las denunciáramos porque no sirve más que para dar justificación a lo que hacen.
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      El servicio doméstico es otro de los grandes oficios inútiles y que determinan las verdaderas desigualdades sociales. Las personas cuyo oficio es servir a quienes por su dinero se creen dignos de ser servidos  son las que posibilitan a quienes les pueden pagar que son más que ellos. Son la personas que regalan su tiempo útil de vida a otros, para que no tengan que cumplir con las obligaciones propias de mantener cada cual su casa y su familia.
      Siempre se está tratando de justificar la situación con las prebendas que tienen los ricos sobre los pobres
      Digo: si se tuviera una correcta concepción del trabajo por la que el servicio doméstico a los ricos no fuera trabajo sino delito, el dinero a los ricos no les serviría de nada. Son los criados quienes en realidad mantienen el estatus de sus amos y quienes consienten que se muestre la verdadera fuerza del dinero.
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